domingo, 27 de mayo de 2012

Crisis de agua acecha al Caribe y Latinoamérica

http://www.listin.com.do/la-republica/2009/11/14/121565/Crisis-de-agua-acecha-al-Caribe-y-Latinoamerica

05.11.2009

RECURSOS HÍDRICOS 

Crisis de agua acecha al Caribe y Latinoamérica

EL DESEQUILIBRIO, LA INEQUIDAD Y EL CAMBIO CLIMÁTICO ATENTAN CONTRA LA PRESERVACIÓN DE ESTE RECURSO EN AMÉRICA, QUE POSEE MÁS DE LA TERCERA PARTE DEL AGUA DULCE DEL PLANETA



  • En Quito, capital de Ecuador, el 50 por ciento del agua de consumo proviene de los glaciares.
Solange de la Cruz Matos 
solangedelacruz@gmail.com
Santo Domingo

El desequilibrio existente en el uso del recurso agua en América Latina y el Caribe, combinado con el cambio climático, que se ha constituido en una amenaza de agigantadas proporciones para la humanidad, podrían generar una crisis hídrica en esta región, que cuenta con más del 30 por ciento de los recursos hídricos globales.
La advertencia fue formulada por Omar Ramírez, vicepresidente ejecutivo del Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio.
Sixto Inchaustegui, de la oficina local del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), expresó un criterio similar: “Una gran parte de las deficiencias del agua en las regiones y los países se debe a la inequidad en el uso y en la gobernanza del agua”.
Ambos especialistas expusieron sobre los efectos del cambio climático en el agua durante un seminario internacional sobre el tema efectuado recientemente en el país con los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas y la Fundación Global, Democracia y Desarrollo.
Ramírez afirmó que, a pesar de esa abundancia de agua, su distribución no es equitativa en términos geográficos ni sociales, lo que la convierte en la región con mayores desequilibrios en cuanto a disponibilidad hídrica por habitante.
Gran parte del agua se encuentra en la Amazonía -en Perú, Colombia y Brasil-, en donde la densidad poblacional es baja, mientras que las zonas hidrográficas del Golfo de México, del Atlántico sur brasileño y Paraná- Uruguay-La Plata, que cubren el 25 por ciento de América y tienen el 40 por ciento de la población, apenas poseen el 10 por ciento de los recursos hídricos, indicó. En relación con República Dominicana, dijo que en los últimos 30 años la disponibilidad de agua se redujo casi en la mitad debido
al aumento de su población: “El país bajó de 4,150 metros cúbicos por
habitante a 2,200 m3. Un país que tenga mil metros cúbicos por habitante
está en estado de estrés hídrico, por debajo de ahí es prácticamente invivible.
Tenemos sociedades en el Caribe del este que están importando agua, y
sociedades en las que un litro de agua vale más que uno de gasolina”.
Ramírez afirmó que el desarrollo de las sociedades depende en gran parte del
recurso agua, y puso como ejemplo la actividad agrícola: “En el Caribe, las tres
cuartas partes del agua que se consume es para la seguridad alimentaria, de ahí
lo estratégico que es ese recurso”, cuya preservación demanda de la
implementación de sistemas sostenibles de gestión hídrica y la descentralización
de funciones para la buena gobernanza y el buen gobierno.
“La gente necesita estar empoderada, desde los gobiernos locales hasta las juntas
de regantes. La sociedad civil tiene que empoderarse del tema para que sean
efectivas las políticas públicas”, puntualizó.

Agua y cambio climático
Al uso no sostenible del recurso agua y a la inadecuada gobernanza se suma otro factor de incalculables consecuencias: el cambio climático.
Sixto Inchaustegui asegura que este fenómeno global añade impactos negativos muy fuertes a los recursos hídricos del mundo y de la región.
“América Latina y el Caribe es una región rica en agua. Con el 15 por ciento del territorio y un 8.4 por ciento de la población mundial recibe el 29 por ciento de las precipitaciones y tiene una tercera parte de los recursos hídricos renovables del mundo. La información general sobre los escenarios climáticos indica que la tendencia es a la pérdida de las disponibilidades hídricas”, refiere.
Entre los impactos del calentamiento global citó que los eventos naturales se van a mover hacia los extremos, provocando que las áreas secas tengan sequías más prolongadas y que en donde las inundaciones son frecuentes éstas sean más habituales.
Dijo que en los lagos Enriquillo y Azuei, localizados en República Dominicana y Haití, respectivamente, se han presentado desbordamientos “por una situación que posiblemente tenga que ver con el cambio climático.
Vemos que se pierden infraestructuras importantes con un impacto negativo en la industria, la economía y otras cosas más”.
Citó, además, que el cambio climático incide en una mayor intensidad, y posiblemente una mayor frecuencia, de los huracanes, tanto en el gran Caribe como en el Caribe insular.
Los fenómenos con mucha agua también tienen un impacto negativo en la salud.
Refirió que la presencia de dengue en Trinidad y Tobago se ha relacionado con una mayor ocurrencia de precipitaciones en determinadas épocas del año, y que en República Dominicana, en la Primera Comunicación Nacional de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático se indica que el dengue y el paludismo son dos de las enfermedades tropicales que están relacionadas con el cambio climático.
“Se indica que con el incremento de la temperatura, la expansión de los mosquitos vectores está llegando a zonas bajas y medias de montañas, que por cuestiones climáticas anteriormente no tenían estos vectores”, cita.

Glaciares y Amazonía
El tema de los glaciares - algunos de los cuales están desapareciendo por efecto del cambio climático- es más que el derretimiento de hielo con su consecuente efecto de elevar los niveles de los océanos.
Inchaustegui explica que durante los inviernos éstos acumulan agua en forma de hielo y nieve, y que durante el verano se constituyen en fuente de suministro de agua para algunas naciones.
Cita los casos de Quito, capital de Ecuador, en donde el 50 por ciento del agua de consumo proviene de los glaciares; de Bolivia, en donde éstos suplen el 30 por ciento, y de Perú, que ha perdido, en volumen de superficie de los glaciares, el equivale a 7 mil millones de metros cúbicos de agua, que representan alrededor de 10 años de abastecimiento de la ciudad de Lima.
Se estima que desde 1970 se ha perdido el 20 por ciento de los glaciares de Los Andes y que los de menor altura podrán desaparece en un periodo de 10 a 20 años.
También la región del Amazonas será transformada por este fenómeno global.
Inchaustegui cita un reciente informe elaborado por el Banco Mundial para América Latina y el Caribe, en el que se estima que en este siglo se podrá perder entre 20 y 80 por ciento de la Amazonía por efecto del cambio climático.
“La tendencia es hacia la sabanización, que es la conversión del bosque en sabana, dos ecosistemas diferentes y con implicaciones globales. Como sabemos, el Amazonas es uno de los centros reguladores del clima del planeta y no solamente de los países que lo tienen en su geografía ni de América Latina”.
Inchaustegui coincidió con Ramírez en que un manejo sostenible del recurso agua, un enfoque ecosistémico y la integración de la gestión de riesgos y prevención de desastres a los temas hídricos, junto con una buena gobernanza del agua, permitirán enfrentar los efectos del cambio climático.

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LUCES AL FINAL DEL TÚNEL

Los foros mundiales del agua celebrados en 1997, en Marrakech, Marruecos; en 2000, en La Haya, Holanda; en 2003 en Kyoto, Japón; en 2006 en México; y en 2008 en Zaragoza, España, han advertido sobre los peligros que se ciernen sobre ese recurso.
A pesar de ello, en las anteriores 14 Conferencias de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, los recursos hídricos no fueron un tema de primer orden.
En contraposición, en la COP15, que se celebrará del 7 al 18 de diciembre próximo en Copenhague, capital de Dinamarca, en los documentos para las negociaciones el agua es mencionada en ocho ocasiones, en aspectos que tienen que ver con adaptación, visión compartida y normas de sostenibilidad, lo que plantea un relevante precedente para la preservación de este recurso natural, vital para la supervivencia.

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